En casi todo los ámbitos, el no involucrase suficientemente en un proyecto o en una actividad, ya sea en el trabajo o por ocio, debería condicionar negativamente el resultado. Sin embargo, la no involucración aparece como primera línea de cualquier decálogo del fotoperiodismo.
Gracias a Xatakafoto y a sus fuentes hemos tenido la oportunidad de ver One Hundredth of a Second, un impactante corto dirigido por Susan Jacobson y producido Alex Boden, que narra en poco más de cinco minutos, una tremenda historia de una fotógrafa de guerra atormentada por haber priorizado su profesionalidad ante una situación ante la que a cualquiera le resultaría imposible permanecer con la frialdad suficiente para mantener la cámara en alto y continuar enfocando, esperando el momento para tener "la foto".
Personalmente cuando me he encontrado ante situaciones que, salvando las distancias, podrían ser mínimamente comparables, he sido incapaz de seguir haciendo fotos y he bajado instintivamente la cámara. Por eso, entre otras muchas cosas, yo sólo soy un aficionado a la fotografía, pero por eso, igualmente, valoro como una virtud la capacidad de quien, por profesionalidad, puede permanecer insensible al horror, aunque ninguna foto vale la vida de una persona ni existe premio fotográfico que compense el vivir atormentado el resto de tu vida.
El corto me ha recordado una mis películas favoritas, Bajo El fuego (1983), en la que Nick Nolte protagoniza la historia de un fotógrafo de guerra que, de pronto, olvida su acreditada profesionalidad y neutralidad en los conflictos, por ayudar a los rebeldes nicaragüenses durante la guerra sandinista frente a Somoza. Una buena película que intentaré volver a ver en cuanto tenga oportunidad.
2 nov 2009
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1 comentario:
Para mi la objetividad no existe. No creo que te puedas abstraer en ninguna faceta de la vida por trivial que sea. Y a partir de aquí y resultado no será el mismo dependiendo del autor del proceso. Por tanto, se produce una participación en mayor o menor medida. Es cierto que el caso que propones es extremo, pero a otros niveles todos influimos en lo que hacemos o mostramos aunque queramos ser neutrales.
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